Aconsejamos este libro tanto a padres como a profesores, ya que nos ofrece buenos consejos.
Esta obra es un libro revolucionario, un camino hacia las leyes más elementales del civismo que se inicia desde la propia familia tanto o más como desde la escuela. Y es que es un error pensar que los niños tienen bastante con unas horas de clase al día. El colegio no es una panacea, es simplemente un apoyo. El saber se debe unir a lo que aprenden de su entorno familiar, que será lo que exterioricen después con aquellos con los que interaccionan.
Hay elementos en el libro que lo hacen no solamente interesante sino, a la vez, útil a ojos de los educadores. Se extraen enseñanzas que parecen simples, pero que contienen una sabiduría que quizá se nos haya pasado por creer que lo complejo es más efectivo. Así, nos encontramos con algunas ideas geniales que deberían hacernos reflexionar.
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